Desde la primera oportunidad de servir la capacidad de ser funcionario del gobierno como medico en el servicio publico de salud, no he buscado ninguna solucion de este problema: procrastinacion. Es decir, la tendencia de demorar trabajo que se te ha delegado como deber oficial y esencial.
Dejenme explicar: esta semana fue fatal.
Cumplir la responsabilidad de manejar una oficina con personalidades distintas y deberes mas desafiantes me ha costado mucho al considerar todo el esfuerzo que he dedicado a mi trabajo. Y la situacion sigue asi, aunque intento relajarme cada noche en varios formas. Cada dia se acaba, dandome la cuenta de que fue fatal.
Pero aunque se llena mi mente con estos sentimientos muy deprimentes, a veces, pensar en como ayudar y aliviar a la gente mi trabajo bastaria darme razones para quedar. Yo se profundamente, que, como medico en un lugar donde se carece obreros dedicados a la salud publica y donde las montanas impiden al pueblo el acceso de varios servicios del gobierno, tengo un deber, que siempre toca a mi consciencia social.
Es servir al pueblo. Sin esperar de que yo reciba algo como paga.
Es proveer la salud que al pueblo le importa y le pone mucha importancia, inmesurable ni incomparable de riqueza ninguna.
Es dar una sonrisa, inolvidable, a los ninos y sus padres, que siempre te ofrecen gracias despues de ofrecerles consejos para mantener la salud.
Hacer mi trabajo, ya se muy bien, me toca a mi paciencia. Pero, no hay que quedarse cansado. Porque creo que todo lo que hago, siempre que esto todo sea para que alcance la gente de Sablan la salud que desean, que merezcan.
Y cumplir todo esto si es una galardon sin igual.
6 de abril de 2013
ciudad de Baguio, Filipinas