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Esperar

Una escena cotidiana que se pasa en la entrada de la sala de urgencia en el PGH.


Ayer traté de grabar una pequeña pista en mi teléfono móvil para oír mi voz mientras hablando español, y para también medir el progreso que ya he tenido después de tanto exposición a los tantos ejemplos de la cultura hispana, en todas sus formas, en los libros que he leído por muchas veces, y los vídeos para poder escuchar y entender el español en la manera en la que se habla. Y la verdad es, sonó muy bien, me he sorprendido de lo que acababa de oír después de grabarlo. ¡Juau! Ya estoy sintiendo de que mi habilidad de escribir y hablar con fluidez en este muy hermoso idioma castellano está en punto de llegar a mí finalmente.

Pero antes de darse cuenta de esto, primero he tenido que revisar a un paciente, cuyo caso tenemos que discutir para una conferencia. Tengo que admitir que, después de 5 años de ser expuesto a la realidad de pobreza que poseen nuestros pacientes en el hospital, estoy en un pequeño crisis de elegir cuál futuro yo me voy a seguir después de ser licenciado de medicina. Es que ya me he dado cuenta de las dificultades que habré de tener como un médico en este país de 3er mundo.

Yo no voy a escribir mis pensamientos así como si ya hubiera descubierto una solución a mis luchas internas, a mis dilemas mas profundos de elegir, si yo voy a ser un médico del resto de mi vida aquí en Filipinas desde el principio de la carrera médica que habré de tener después de graduarme, o voy a mejorar mi experiencia en un país afuera para ganar más. Tengo que admitir que era un parte de este opción por qué he hecho muchos esfuerzos de aprender este idioma, yo pensaba que si tendría planos de irme a los EEUU para practicar mi profesión allá no tendré muchas dificultades de comunicarles a los pacientes latinoamericanos.

Ahora, he elegido seguir estudiando. Aunque me han llamado las empresas de los centros de llamadas acaso tengo pendiente ser un operador de teléfono, y la verdad es que era una gran tentación.

Pero tengo que conseguir mucho mas ánimo. Y valentía. Cada vez que despertarme cada mañana, tengo que buscar las razones por qué todavía estoy en el camino de ser médico. Y ya saben unos de mis compañeros que estoy en punto de seguir otro camino, a tal manera que seguro que se están apostando sería una carrera en la que use yo el español. Tal vez voy a irme a España. O México. Ser escritor, ganar dinero a través de esto, y ser galardonado por el Príncipe de Asturias como los escritores filipinos que han descubierto la ventaja de escribir en español por fin. O simplemente, enseñar español en el Instituto Cervantes. No sé, y ahora, de vez en cuando, tengo miedo a los que por lo menos sólo puedo adivinar y fingir sobre ser entrenado en este hospital.

Por lo menos, sólo tengo que dejar el tiempo para cambiarme y mi perspectiva, mi forma de ser, y tal vez, las circunstancias de alrededor. Tal vez, sería mejor en el porvenir, y elegiría otra opción. No sé. Por lo menos, debo esperar. El tiempo.

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